9 ago 2011

Violencia y Educación


Educación Formal y No Formal, entonces, como fuente de entrenamiento cotidiano en un modelo de pensamiento crítico e independiente. Aquel que  asume un rol contestatario ante instituciones y verdades establecidas.
La educación como herramienta privilegiada de una sociedad democrática, no desde el discurso sino desde el acto, donde si el orden de valores éticos no se ha roto, ese es el ámbito para transmitirlo, y si se ha roto es el ámbito para reconstruirlo.
La educación no es un fenómeno aislado de la sociedad, por lo tanto no se puede abordar la temática de la crisis educativa alejada de la crisis social y económica, en la que se inserta un modelo económico excluyente, nos lleva a constatar cotidianamente el grado de exclusión producida no desde el docente, sino desde el sistema al niño trabajador, que queda fuera de su circuito natural, no puede aprender a leer ni a escribir ni a sumar ni a restar, ni a compartir, luego será un adulto marginado del mercado laboral y finalmente quedara fuera de la posibilidad de actuar su rol ciudadano; nunca aprendió valores democráticos.
Los aspectos patológicos de toda crisis reproducen sus efectos en todos los estratos sociales, con lo cual la familia no queda al margen de esto, apareciendo fisuras y cortes en lo vincular que van más allá de los umbrales de la pobreza.

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